"Hemos hecho Italia; ahora hemos de hacer a los italianos"
- D'Azeglio
En 1860, se calculó que no más del 2,5 por 100 de sus habitantes hablaba realmente el italiano para los fines
ordinarios de la vida, mientras el resto hablaban idiomas tan distintos que a los maestros de escuela que envió el estado italiano a Sicilia en la década.
Lo que me pregunto: ¿De qué sirve una patria sin patriotas?
Es como el fútbol sin sus jugadores. Quiero una Argentina, dónde cada quien no quiera salir a probar suerte a otro destino. Donde, no sólo, tengamos que distinguirnos a los ojos del mundo por los frutos de nuestra nación, sino por el sentimiento de nación que tengamos por ella.
Quiero que el mundo nos vea otra vez como un país de oportunidades, dónde se pueda crecer, vivir y morir dignamente. Que si viajamos sea para nutrir nuestras mentes, para luego, nutrir nuestro país.
Que el argentino sea el caballero, que queremos ver. La soberbia sea nada más un estímulo para agrandar la nación y no para el bolsillo de pocos. El honor y la gloria sean los fines que persigamos.
"Sean eternos los laureles
que supimos conseguir:
coronados de gloria vivamos
o juremos con gloria morir."
Que nuestros héroes patrios no sean solo los del siglo XIX, que también puedan ser los del siglo XXI.
Volvamos a ser Argentina.
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